Hago páginas web como si fueran cuentos.

No me interesa que tu web “se vea profesional”. Me interesa que, cuando alguien entre, sienta que lo están invitando a tu casa y no a un banco. Que se quede, que lea, que entienda quién sos. Después, claro, también que funcione rápido y no explote.

Mirá lo que ya hice

Lo que hago (y lo que no).

Front-end sin disfraces

La parte que se ve. No pongo fuegos artificiales innecesarios: tipografías limpias, botones que parecen botones y textos que cuentan cosas. Internet no necesita más humo.

Back-end que no se rompe

Lo que no se ve, pero sostiene todo. Bases de datos que no lloran, paneles que cualquiera puede usar sin tutoriales eternos, y sistemas que no te dan dolores de cabeza un domingo.

Diseño con sentido

No hago dibujitos lindos. Pienso con vos qué querés transmitir, y lo convierto en un sitio que diga algo. Que tenga voz. Que sea tuyo.

Algunas historias que ya programé

Lo que dicen los que confiaron

“Yo quería una web normalita, de esas que tienen un par de fotos y un botón de WhatsApp escondido abajo. Pero terminé con algo raro: un lugar donde mis clientes me escriben como si ya me conocieran de toda la vida. No sé qué pasó: si la magia está en el diseño, en los textos o en la cabeza de este tipo. Lo único que sé es que ahora me saludan con confianza, como si la página hubiera armado una mesa de café en vez de un formulario de contacto.”

— Cliente que no esperaba tanto

Quién soy (y por qué hago esto)

No soy una agencia, ni un equipo multidisciplinario, ni tengo un slide de misión y visión. Soy uno solo, con la manía de contar historias en formato digital. Me gustan los sitios honestos, con personalidad. Trabajo escuchando primero, programando después. Y nunca al revés.

Escribime, pero de verdad

Si me mandás un mensaje, no te va a contestar un bot, ni una secretaria, ni un “estimado cliente”. Voy a ser yo, con mate en mano, charlando de tu proyecto.

Quiero charlar con vos